Domingo, 25 de Deciembre de 2016
Hoy es Navidad
Hoy, como cualquier otro día de tu vida, morirán decenas de miles de personas en el mundo, y muchas de ellas lo harán violentamente, por desnutrición, por no disponer de agua potable, por problemas derivados de malas o irresponsables políticas o gestiones medioambientales,… ¿Algo más cercano?, ancianos que no tienen dinero para pagar la electricidad del brasero eléctrico de una mísera mesa camilla. En definitiva, por causas que me dirás que podrían haberse evitado… Y yo te pregunto: ¿Qué has hecho tú para impedirlo?
¿Si el 25 de mayo todo eso no te importa, por qué te importa el 25 de diciembre? ¿Acaso te has propuesto no volver a ir al gimnasio, al bar, a la discoteca, de vacaciones,… hasta que la gente deje de morir o sufrir injustamente; pudiera ser que hayas decidido privarte de comprar ropa o tecnología hecha en países del tercer mundo; tal vez no compras cosas que estén hechas en estados o naciones que no respetan el medio ambiente (dime cuál lo hace); prescindes de tu smartphone, de tu ADSL con wifi o de tu portátil, de la televisión por cable, quizá de la videoconsola,…; has decidido no celebrar tu cumpleaños, el de tus hijos, padre, madre, hermanos,…; has olvidado el cine, los museos, los libros y el teatro; por casualidad, a lo mejor o a lo peor, has resuelto no volver a escuchar música hasta que todo lo malo de este mundo cambie? No seas hipócrita, si no deseas felicitar o ser felicitado es simple: ignora las felicitaciones y no felicites.
Para el que lo quiera recibir: ¡Feliz Navidad!
Y con mi «¡feliz Navidad!» recuerda que incluyo un mensaje de paz y amistad. No creo en Dios porque no puedo, no porque no quiera, pero puedo desearle hoy a todo el mundo lo que le deseo cualquier otro día del año: felicidad.
Hoy, no el 25 de mayo, he decidido que quiero decirlo… Aunque lo desee todos los días del año.
Para todos aquellos que solo están contentos no siendo felices, para los que disfrutan amargando la vida a los demás, para el que no le gusta la Navidad o para el que no quiera que le feliciten, esto es lo que le digo:
Martes, 20 de Deciembre de 2016
Del barro al polvo
¿Nadie, cuando ve qué somos y adónde vamos, se acuerda de Francisco de Borja y su «¡Nunca más servir a señor que se me pueda morir!»?
Claro, que para eso hay que saber quién es Francisco de Borja y por qué lo dijo, y echar menos horas de gimnasio. De gimnasio… O de bar, o de tele, o de rasca-huevos,… Lo del gimnasio es por la contraposición de bellezas.
La cita también sirve para señor que te haya de abandonar, como Don Dinero o similares: Televisor full mega16K hyperLED con pantalla esferoide de 300 pulgas y 200 garrapatas por centímetro cuadrado,…
Viernes, 16 de Deciembre de 2016
Al respecto de los horarios de trabajo y la conciliación con la vida personal y familiar
Hace ya varios años colaboré con una empresa (la cual ya ha cerrado) que en sus malos tiempos, cuando no tenía labores para sus empleados pero ya no podía despedir a más por si le surgía algún trabajo, decidió aumentar la jornada laboral en una hora diaria más.
Tras enterarme del nuevo horario un día que estuve en las oficinas hasta la hora de cierre y ver que nadie se marchaba les pregunté a los técnicos de la empresa con los que habitualmente tenía relación profesional —es decir, a las personas con las que en ese momento estaba trabajando— lo que hacían entonces: «Lo mismo que el resto del día, nada. Hacer ver que estamos ocupados», me respondió uno de ellos.
Mi pregunta, obvia, fue si es que no se daban cuenta los jefes. La respuesta, para reír o llorar, fue: «Claro que se dan cuenta pero, ¿sino qué hacemos?».
Y es, al respecto de esta anécdota (y unas cuantas vividas en primera persona de las que no pienso hablar), que me surge a mí la duda sobre que harían la mayoría de las empresas españolas si les dijesen que, con carácter general, la jornada laboral debe acabar a las seis de la tarde.
El que se pregunte qué hacía yo colaborando con una empresa que no tenía trabajo, la respuesta: los contratos y compromisos adquiridos se han de cumplir si se quiere intentar no hundirse del todo.